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MMM

Porque la realidad no es una película. O lo es, pero más duradera, un poco más intensa y... requiere paciencia de 90 años, no de 90 minutos.
Difícil la vida y los momentos que hay que aprender dejar pasar, de los latidos que te ahogan pero que en realidad simplemente quieren brotar, quieren salir y dejarte más vacía, más ligera.
El peso de tus pensamientos, de los suspiros que te agobian y que siempre puedes hacer que vuelen. Un perro, un olor, gran felicidad, tu sonrisa, su mirada. Una serenidad ante mis obvios olvidos, ante mis angustias que siempre tienen su armonía contenida entre dos espacios, entre dos paréntesis.
Unos sueños que inspiran, unos pasos que caminan, unas rodillas que se acercan... Rojos, rojos los zapatos, tacones que pisan el camino de vuelta.
Volver siempre mirando, observando el tiempo que muere, el tiempo que se hunde entre mis pulmones, de ese aire que luego entre tus brazos vaciaré.
Sonríseme, ríeme, obsérvame como yo lo hago ante el horizonte y sueño. Amapolas que se abren mientras caminas, caminas mientras se abren las puertas que tanto tiempo llevaban bloqueadas.
Entre mis pecho y mi garganta, esas puerta bloqueadas hacían latir con fuerza mi corazón. Ahí llegaste tú, en tu camino de tierra con tus zapatos rojos, subías hacia mi lengua, te sentaste en mi paladar y conseguiste evaporarte.
Te lo dije, te lo expresé y te lo suspiro ahora, me oyes, lo sé que me sientes y esos zapatos rojos los llevas guardados en tu palma. Sí, lo siento en mi piel. Tu mano palpita con mi pecho, con mi garganta que se ahoga y tú recorres el camino y desapareces en tu mirada. ¿O es la mía?
Mía, tuya, rojos, manos, gargantas, susurros... El cielo me llama, perdona, me tengo que ir a distraer. Me llama la distracción. La alegría me distrae, tú, mi alegría.
Permíteme un segundo, te amo, te quiero y te adoro, pero me llama ese árbol con hojas muy verdes, me fascina tanto que tú con tu amor me permites distraerme e ir a observarlo.
¿Oyes? Sí, algo me estabas susurrando, algo estaba intentando decirme muy importante muy serio y que seguro te tenía que estar escuchando pero te lo digo abiertamente: me haces que me distraiga, me distraes. Me quiero distraer contigo, ¿lo ves? ¿Ves ese verde de los árboles como suena? ¿Cómo cantan los pájaros? Las 5 de la mañana...
Bueno la luz la veo, como puedes ver, en mis ojos, ¿lo ves? Si te es difícil observa mis lágrimas, mi entusiasmo, mi emoción, brilla y quiero que brille para ti. Quiero que veas lo que veo, sea como sea. Métete en mi mirada, ten mis ojos y observa lo que me distrae, el canto de los pájaros, la belleza del horizonte y de las ramas verdes y tú... Te puede ver, espero. ¿Te ves?
Un susto. Un pensamiento, concentración, no gracias, agobio.
¿Tú me ves? ¿Me ves? ¿Cómo será tu mirada con mi imagen?
Suspiras, cierro los ojos.