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ups azules

¿Y quién iba a decir que nadie cambia en realidad, o lo hace? Pero porque creemos que somos capaces, fuertes e independientes al comenzar una acción, un proyecto, una relación, una nueva vida. Recaemos al poco tiempo, sin darnos cuenta que hay cosas que se mantienen en nuestro interior, relajados, calmados pensamos de ser capaces de empezar cosas nuevas, ser distintos, pasar a fases mejores y más maduras. Pero he ahí esos momentos, esos instantes en los que pasan los pensamientos de verdad, en los que el corazón se despierta del coma realizado por distracciones mentales.
Es positivo, es saludable crear y activar nuestra mente, nuestra vida, no tenerla bloqueada y estar en una continua actividad para evolucionar y mejorar, abrirnos y poder llegar y conocer lo que nos hace felices. Pero nos olvidamos que son los sentimientos los que más tarden maduran, los que tardan en darse cuenta, porque no se dan cuenta, simplemente como una plastilina más dura de los normal, necesita unos buenos golpes, una buena mano que les de la forma que deben, nunca lo harán solos, con los varios golpes y caídas, entonces, sólo entonces, empezarán a obtener la forma requerida para poder sobrevivir.
Al frío, a una distancia, tiempo, segundos, minutos, hasta años. La mente con una simple lógica, un simple pensamiento y conversación puede resolver y madurar en horas, los sentimientos, no, tienen sus normas, sus ritmos, sus formas de moldearse. La mente no necesita contacto real con la vida para aprender, los sentimientos, el corazón, sí, cosa que la hace necesitar más, ser más independiente del tiempo mundano, del día a día, de las relaciones, de las otras personas, de los malos momentos y de los buenos, de más los malos porque son los que más hay que aprender y trabajar para conseguir "educarlos".
Una semana se puede pensar que todo empieza a mejorar y cambiar, y en una noche con dos conversaciones, los sentimientos se hacen hueco ante tanta serenidad y agobian, empiezan a correr, a pensar en lo que se han perdido y no han conseguido destrozar. Eso hacen, les llama la serenidad y armonía de una situación y buscan la manera de hacerlo todo más difícil, de complicarlo y hasta de estropearlo de la peor forma posible. Ahí donde el cuerpo y la mente se hacen una buena imagen de futuro, vida, se sienten a gusto, placenteros y listos para la batalla, aparece el miedo, el amor, el sentimiento que se quiera que hace que un proyecto placentero se vuelva el peor monstruo amenazador de la noche, que era día hace unos minutos. Esos magos, mágicas manos tienen los sentimientos cuando nos referimos a disfrutar de una realidad agradable, sacan conejos de oscuridad y miedo inexistentes que acabamos pensando que siempre estuvieron ahí y había que encontrarlos. Pero en cuanto se consiguen disipar los encantos sentimentales, de inmediato se ve la tranquilidad y facilidad con la que funcionan las cosas en el mundo, al relaciones, las personas, los proyectos y hasta los sueños son mucho más húmedos y tristes consiguen encontrar su utlidad inspiradora en un texto o en un nuevo camino que seguir.
Los momentos de cansancio o de lejanía del mundo consiguen tener otro significado, la soledad se aprecia, se le da el valor que tiene para el equilibrio personal de una persona, somos personas, no simples robots sociales. No somos tampoco animales no-sociales, solitarios sin necesidad de interacción alguna con el mundo externo, pero los límites los perdemos y pensamos que o lo uno o lo otro es lo que nos caracteriza. Dejemos de sentirnos culpables porque queremos estar solos, o porque queremos hacer miles de amigos en pocos días. Amigos, conocidos, nunca tiene importancia el primer (y probablemente último) día que les conoces, son todos personas, son todos iguales que tú, viven y lloran, se sienten perdidos y se masturban. Ups, ¿dije la palabra masturbar? Que me caiga un rayo y me calle, ya que nunca se habla en estas cosas humanas y reales de la sexualidad. Somos tan perfectos y puros que nos olvidamos de lo que realmente hace todo el mundo y todos desean, placer, placer gustativo, olfativo, visual, táctil y qué mejor ejemplo que el acto sexual. Ese centro en el que todo se concentra y nadie le da la importancia que tiene, nadie habla o se siente mal, poco correcto o poético cuando se refiere a su masturbación, la de su pareja, la de su amante (habría que cambiar estos términos también, ya que dependiendo de la época, persona, moda todo cambia y las palabras no son las mismas), la de su sueño o ego escondido tras otras capas de la personalidad.
Placer, eso es, un mínimo placer de cada cosa que hacemos, todo es lo que queremos, sentir, sentimientos y placer, algo, algún hilo de electricidad que nos animará aunque sea por un segundo, por un minuto o por un momento onírico que no sabemos cuánto dura ni si dura lo que pensamos que signifique "durar".
Sin más palabras, sin menos pensamientos, los sentimientos se pueden conquistar en cuanto se consiga entender lo que nuestro ser desea, el placer que no lo hemos dado, ofrecido tanto tiempo, o qué formas de tal placer no hemos entendido que existen y que profundamente nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro todo desea. Nos fijamos muchas veces en lo visual, otras en lo acústico, puede que nos movamos hasta el placer gustativo, y nos olvidamos, nos dejamos a un lado el olfativo o el táctil, siempre infravaloradas partes de nuestro contacto con el mundo. ¡Las más infravaloradas pero de las más interesantes y puntillosas, tan sutiles, tan discretas, pero tan presentes e influyentes en nuestra vida, nuestro caminar, nuestra salud y felicidad!
Pues de cambios se habla, de creación de nuevos caminos y vidas, de sentimientos incontrolables que se dispersan e intentan destrozar, pero no destrozan, sino recuerdan, vuelven a presentar esas partes táctiles, el corazón late, se siente en el pecho, no se piensa, sino se toca, el corazón toca nuestro pecho y nos llama, nos grita para que no nos olvidemos de ese placer táctil que recordamos a solas con nuestra vibración a tono de orgasmo. ¿El orgasmo es visual? No añado respuesta obvia, dejo que los sentimientos carcoman cada una de las cabezas pensativas y centradas en escuchar y observar, mientras su deseo les acabará llegando mediante un sutil flujo de lluvia fresca y un pecho encogido y vibrante, entonces contestarán, como algunos saben bien, sin palabras, sin pensamientos, sin frases... pero con el tacto y un sutil olor a placer. Sentimientos y mente, gana quién consigue sobrevivir, es decir, quién consiga sonreír primero de plenitud.