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vida

Existe algo dentro de mi que no me deja respirar, no me deja centrarme en lo que realmente deseo, lo que realmente vale la pena hacer.
Algo, invisiblemente potente, me aterra, me hace sentirme perdida, indecisa, inquietantemente conmovida pero también perdida, sin ganas, sin energía para nada, pero con voluntad y curiosidad para todo. Esos momentos en los que no quiero, no quiero para nada, no quiero hacer, no quiero mover, no quiero pensar, no quiero... Es difícil entender qué se quiere cuando no se quiere lo abstracto. ¿Qué es ese abstracto que no quiero?
Una interrogación, un vacío al otro lado de la cama, un cuerpo invisible que me llena los pulmones vacíos, llenos de imágenes y recuerdos, pero que nunca adquieren sustancia. Esas pausas rellenan pequeños huecos, pero pequeños y discretos que no consiguen vibrar mi cuerda interior.
Más, algo más, buscando me siento todo los días, todas las noches, algo no me basta, aburrida, cansada, vacía y llena de deseo, de energía que dar, crear y compartir.
Esa soledad, no fea, no triste, pero conocida, deseo por lo nuevo, lo indeciso y no planeado, o aunque planeado, seguro deseado, real, existente ante mi, fresco, no convencional y aceptado simplemente por la mera aceptación del destino, de la situación neutral en la que me encuentro.
Algo, alguien. He ahí la gota que pesa más, la subjetivicación del deseo, de las ganas de dirigirme hacia un destino que acaba siendo persona, no simple vació. Difícil sentido de la vida, con la cama partida por la mitad, un montón de suspiros aguardan cada noche, amontonados, escondidos tras las sábanas de una noche infinita, tantas noches continuas, vivas pero muertas, perdidas, arrepentidas.
Acabo mirando el vacío, hojeando páginas intentando que mis ojos y mi mente se llenen de información, llenando así mentalmente, cognitivamente el vacío sentimental en el que en realidad la vida me ha traído hasta hoy. Hoy, esta noche, este momento llena y cansada mentalmente, pero aburrida, vacía sentimentalmente, corpóreamente, realmente.
Felicidad, plenitud personal, solitaria, sí, existe y el objetivo ha sido alcanzado. ¿Pero quién es una para no ser con alguien más? Ser, conocerse no son lo mismo, se es solo pero se es realmente con más, con otras personas, sonrisas, conversaciones, palabras y tragedias. Simples muestras intercambios de expresiones, impresiones, malentendidos, explicaciones de encuentros fallidos, necesarias, preciosas experiencias que definen el ser humano, la palabra "humano", contacto y relaciones interpersonales que definen y moldean nuestro cuerpo, nuestro perfil. Lo de dentro se forma y crece con nuestros sentimientos y nuestros pensamientos, corazón y mente están dentro de nosotros y nos definen internamente. Pero la linea exterior queda neutral sin un toque extraño, desconocido, real, que deje su huella sobre nuestra piel. Si no nos tocan manos, ojos, labios, nuestras curvas acabarán secándose, malgastándose, secándose bajo el polvo del tiempo y la soledad.
¡Sustancia con roces, esa es la vida!